viernes, 7 de agosto de 2009

La inhumanidad de algunas personas:

Esta tarde iba caminando por Cabral (no digo en que parte por si alguien se da por aludido y decide tomarlas conmigo) escuché de pronto unos maullidos que salían de un cubo de la basura. Temiéndome lo peor lo abrí y así fue. Un par de gatitos en el cubo. Inmediatamente miré que no había nadie y los saqué.

¿Quién sería capaz de hacer una animalada semejante?. Un animal/a de bellota, seguramente que no pensó en nada mejor. Si no quiere los gatos en casa no los tire a la basura ¿O quiere matarlos?.

Estos comportamientos que creíamos extintos resurgen como si nada. En fin, solo espero que haya más sentido común y no haya más especímenes de estos.

4 comentarios:

Elentir dijo...

Ha habido casos peores: algunos incluso han abandonado a abuelos en gasolineras...

Lo de abandonar gatos, por cierto, es una doble cafrada. Primero, porque al ser gatos domésticos no están acostumbrados a valerse por sí solos y se suelen morir de hambre. Y segundo, porque al deambular por las calles no es nada infrecuente que mueran atropellados, pudiendo causar accidente. Para eso, en fin, es mejor que el dueño se los cargue él procurando que no sufran, ya puestos.

S. Cid dijo...

- Gatos, perros y ¡abuelos! (como dice Elentir) abandonados.
- Perros ahorcados en el campo o maltratados hasta un punto peor, casi, que la muerte.
- Montes quemados por negligencia (¡qué rica la maldita barbacoa!)o para cobrar un maldito seguro.
- ¡Cientos de vidas abortadas cada año!

El mundo es un asco.

Saludos y felicidades por esta entrada "despierta-conciencias".

S. Cid

AitorL dijo...

Qué asco de gente. Llega el verano y el abandono de animales (y, como dice Elentir, de abuelos) se multiplica alarmantemente. Nunca dejará de haber hijos de la gran puta.

Concluyo con la sentencia de cinco palabras que ha escrito S. Cid: el mundo es un asco.

Natalia Pastor dijo...

Como dice Elentir, si se abandona un abuelo en la gasolinera, que no harán con unos gatitos.
Hay historias terribles, como la de una anciana que fue, pura y simplemente, abandonada en un centro comercial. Iba con su hija, y la llamaron por megafonía, pero no apareció nunca.
Tuvo que ser acogida en una residencia.
Cuando le dijeron que podían localizar a su hija, contestó, entre lágrimas: «Si no me quiere, mejor no molestarla».
Estamos en una sociedad cada día más deshumanizada,carente de valores y de empatía con los más débiles.